Las polainas, esas grandes desconocidas.
Puede que algunos penséis que no son necesarias pero ya sea para impedir que se cuelen piedras en nuestras botas o para evitar terminar empapados hasta la cintura del pantalón las polainas se hacen en ocasiones parte imprescindible de nuestro vestuario en nuestras largas caminatas.
Las polainas son fabricadas con materiales resistentes que incrementan la retención calorífica del calzado, con prendas impermeables de cierres elásticos superiores y enganches rígidos al pie.
Podemos clasificar las polainas en dos tipos:
1. Polainas largas o altas que protegen la pierna desde la rodilla hasta el tobillo. Son prácticas para usarlas en la nieve, barro o con agua.
2. Polainas cortas o bajas que protegen desde la media pierna hasta el tobillo evitando que piedras o maleza nos dañen. Este tipo de polaina también es muy usado por los que practican trail running.
La sujeción bajo la bota más habitual es la sirga de acero, pero las más resistentes son las correas de neopreno o de uretano. Hay que tener cuidado a la hora de poner la hebilla para que no quede en el borde de la suela y no se aplaste al caminar.
Las cremalleras laterales facilitan la puesta de las polainas. Las mejores llevan una solapa con cierre de velcro que impide que entre la humedad por ellas.
Para terminar, comentaros que las polainas para trekking no son iguales, son simétricas, es decir hay una para la pierna derecha y otra para la pierna izquierda. Recordad que las cremalleras deben quedar en la parte externa, con los ganchitos de los cordones por delante.